lunes, 12 de julio de 2010

yasuri



Quiero dedicarle un recuerdo muy emotivo a mi gato Yasuri... que me acompaño hasta la muerte.





Voy a contar las historia de Yasuri, pero para contar esta historia he de comenzar por su dueña.
Erase una vez una mujer con alma de niña, que viajo muy lejos de su hogar porque habían muerto sus seres más queridos  y no pudo soportar el dolor. Emigro a otro continente con el deseo de poder olvidar su tragedia y comenzar una nueva vida, apartando todo rastro de sentimiento pasado de su cabeza. Conoció a un hombre que dijo haberse enamorado de ella en el mismo instante que la vio, y ella decidió creerlo porque así lo ansiaba su corazón.
 Así fue y se fue a vivir con aquel hombre en el nuevo mundo en donde había decidido descubrir nuevos horizontes para encontrar la felicidad arrebatada bruscamente de su vida,. Pero el hombre era persona un tanto liviana y poco a poco se dio cuenta de que no  cumpliría  lo que le había prometido, todo fue difícil en aquellas  circunstancias precarias en que se presentaba la vida en su nueva etapa, así que tuvo que verse de nuevo sola porque el compañero que eligió,  tenia que partir constantemente a buscar algo con lo que asentar la supervivencia cotidiana. En absoluto fue como ella creía o esperaba..
Y la historia se complico de nuevo , y al verse sola  empezó a sentir esa nostalgia profunda y la apatía por sobrellevar un destino que no acertaba a comprender, ¿Por qué había viajado tan lejos?...
Un buen día el compañero la llevo a casa de su madre, de  visita y para que no se sintiera tan sola, pero nada calmaba su dolor y malestar incipiente pues se  daba cuenta de que todo aquello eran castillos en el aire. Quiso el destino que al salir de la casa de visita encontrara en la puerta un pequeño, un diminuto gato que estaba enfermo, tosía y tenía la mirada perdida en la nada. Ella que era la protectora de todo lo que se movía y respiraba, se apresuro, en contra del enojo de aquella vieja menuda y gruñona que era la madre de su enamorado, y aun en contra de el mismo, entonces descubrió y se dio cuenta, para su desencanto interno añadido a las circunstancias, el  anima aversión de aquellas personas, madre e hijo, a los felinos. 
Al  recoger aquel pequeño e indefenso gato que había ido como guiado por el destino, al encuentro de ella, a nuestra angustiada amiga, le pareció un presagio que los hados del tiempo le enviaban,  una compañía  la que ella necesitaba y aquel minúsculo ser huidizo solo pedía calor y un poco de comida.
Lo llevo a su casa, cuido, curo y alimento y se convirtió en un gato seguro, arrogante, juguetón y dueño de su tiempo, y el de ella, y que compartía como su propia  familia y que representaba el recuerdo de otros tiempos felices vividos por ella cuando los suyos, los que murieron , estaban vivos y la rodeaban de amor y confianza, de seguridad en si  misma. el espíritu del recuerdo  habitaba en el cuerpo, piel y corazón del minino Yasuri. Pronto  se hizo un gato precioso, y ella se sintió menos sola, más feliz y un poco más querida, puesto que el resto de personas que la rodeaban solo le hacían sentir la soledad,  vacío, despego e incomprensión, Puede que el rechazo de los extraños que se sienten invadidos por las supernovas crean agujeros negros. 
 Al año, el gato era todo un galán que pasaba la vida en sus brazos, de la mujer que le quería, en su cama, acompañándola cuando leía o escribía y también cuando veía la televisión, puede decirse que eran felices juntos, si… eran felices. Yasuri pasaba horas asomado a los ventanales mirando el ir y venir de los que pasaban… a medida el gato crecía, el odio, enemistad y antipatía del compañero sentimental de ella se iba acuciando, llego a tener miradas , gestos y palabras duras, no quería al gato, nadie quería al gato de su familia… solo ella. Lo malo es que vivía bajo el techo familiar del compañero un tanto mal elegido.
A la primavera siguiente el gato quería cortejar, como es natural, a las de su especie, curiosamente un vecino , justo de la misma casa familiar, y que dedicaban al alquiler de inquilinos,  tenia una gata y Yasuri se dedicaba largas horas a mirarla por los ventanales y a cortejarla con sus maullidos galantes… pero esto acabo irritando sumamente a la familia de la pareja, dueños de la propiedad y que día a día iban almacenando odio y albergando  la idea de deshacerse de Yasuri, el gato de la intrusa, de la extranjera entrometida, la altiva que vino de tierras de afuera y que irrumpió  en la vida de aquel hombre que poco o nada la respetaba, entre otras porque ni el mismo, sabia si la queria, mucho menos al gato... 
Un mal día Yasuri bajo las escaleras como solía hacer en los ultimos tiempos, para  cortejar a la gata que le tenia encandilado, y cada vez quería estar más tiempo en el patio en donde podía encontrarla, ahí se tramo la terrible y fatal venganza del dueño de la casa de vecinos.
 El acompañante sentimental de la dueña del gato, trabajaba fuera, pero llego a tal punto que cuando llegaba de improviso a casa, de descanso, y veía que el gato permanecía  aun en lo que consideraba sus dominios, se ponía frenético al menor roce, entonces la dueña de Yasuri lo  bajaba, para mantener un poco el equilibrio y la calma , hasta que se volviera a ausentar. Y aquello se convirtió en una pesadilla para ella, su conciencia la martirizaba con el proceder injusto contra una criatura que nada sabia de los mortales y de sus caprichos, ni tenia la culpa. El decidió que mientras estuviera los días libres de su trabajo, el animal pasara el menor tiempo posible en la casa, y para evitar su contacto que  le parecía del todo desagradable, le había tomado una profunda manía, que rayaba en el rechazo a verse acompañado, quizás por ambos, dueña y animal, o quizás porque albergaba ideas distintas a los deseos que posiblemente le acechaban de no querer dar cuentas de sus íntimos actos. Aquellos que no queria confesar y que sentía le  condenaban, en estas estaba su animo y sus cambios repentinos de genio,  alimentados por los gestos de desaprobación de los suyos. Ante la idea de tener una extraña, en sus dominios. 
Después de unos días le toco marcharse de nuevo y casi para la dueña de Yasuri fue un alivio, deseaba que el se marchara para dejarla en paz con su vida, su compañía y su tranquilidad en silencio. Y acariciaba la idea, día a día, de dejar aquel energúmeno que la alteraba.  Pero sucedió que después de marcharse, como siempre, alterado....el gato no volvió más, le llamo, le busco, indago , pregunto y quiso pedirle cuentas aquel abyecto y avieso ser que tenía ideas tan torcidas y que era el cuñado de su pareja,  el dueño de la vivienda de la casa y que contra su voluntad, de ella,  su pareja había alquilado, pues familia si, pero no desinteresados. No lo encontró mas, no volvió nunca, y cuando quiso preguntar al viejo de la casa, no le quiso abrir la puerta. Entonces, desesperada, triste y llorando le pregunto al dueño de la gatita que tenia amores con el suyo y este le confesó que después de haber estado aquel malvado viejo, confabulando y que según el mismo había confesado a los vecinos, y que  la pareja de ella había sido participe y consciente de lo oportuno que seria que “ desapareciera el gato”.. el animal nunca más volvió porque aquel horrible y despiadado, desalmado ser, había puesto veneno en un plato de comida, mezclada con algo que le puede atraer a un animal, inocente, y con las mismas había perpetrado la muerte de los que le estorbaban en sus propiedades.  A los que los amamos nos parece monstruoso tales  actos, y mas  de alguien que se dice, ser humano, y que... no se , si existe la justicia divina, como lo puede permitir, ese que dicen que es todo justo, que es amor, y que perdona… 
Ambos gatos se fueron para siempre, Yasuri y su adorada gatita a la que cantaba desde la ventana tiernamente, ambos permanecen seguramente en alguna estrella del firmamento vigilando y controlando a los que les quieren de verdad y en  las alturas, contemplando este mundo de desdichas y penalidades, de miserias y de pecados,  nos perdonan, si.... también a los detractores de sus vidas, desde entonces ese viejo esta condenado a si mismo..

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